En tiempos de emergencia sanitaria, crisis económica y política, la Iglesia Metodista, al igual que en la década de los ochenta, vuelve a levantar iniciativas como las ollas comunes y los comedores comunitarios y, por supuesto, a estrechar lazos con FASIC. “Cuando comenzó la pandemia surgió la idea y la necesidad de emular y retomar las experiencias que vivimos en los años 80. El evangelio debe reflejarse en acciones en favor de los que más sufren”, destacó Jorge Merino, Obispo de la Iglesia Metodista de Chile.

 

En Iquique, la Iglesia Metodista, a través de su olla común y del trabajo en equipo con FASIC, ha podido entregar almuerzo semanalmente a cientos de familias migrantes y refugiadas que viven en la Plaza Brasil y que llegan en condiciones muy delicadas de salud, la mayoría de ellas han pasado por Colchane, atravesando a pie la frontera. “Es mucho más que entregar un plato de comida, también es ayudarles a recuperar su salud que se ha visto deteriorada por el hambre y por las condiciones en las que han llegado”, señaló Victoria Cardemil, encargada de FASIC en la zona, quien además añadió que es muy importante la entrega de almuerzo en la zona porque las personas en los campamentos no cuentan con servicios básicos como baño, agua potable o gas para cocinar.

 

Por su parte, Jorge Merino aseguró que las organizaciones que trabajan con iniciativas sociales deben unirse para tener un alcance e impacto mucho más efectivo en el tejido social, especialmente en este momento que estamos viviendo, “considerando que el Estado y este Gobierno han sido tan inoperantes en darle soluciones a los más pobres. El fin es unirse y entregar este mensaje de esperanza que Dios nos entrega, no sólo con la palabra, sino con afecto y ayuda ”, precisó el Obispo Metodista.

 

Actualmente, la Iglesia Metodista de Chile ha levantado 17 ollas comunes de Arica a Valdivia y espera seguir con esta iniciativa durante todo este año.